El fin justifica los medios
Notas sobre “mi hermano el alcalde”
Por: Juan Pablo Arroyave Hurtado
Corrupción,
mentiras, engaños, muerte, traición, oportunismo y aflixión: cualidades innatas
de lo que representa una campaña política, o en otras palabras, la búsqueda del
“poder legal” en Colombia (y en cualquier otro sitio). Y naturalmente, ¿quien
mejor que Fernando Vallejo, para exponernos esta situación tan lamentable y
real como la temporada de lluvias en dicho país?
Es
en: “mi hermano el alcalde” donde,
con toda seguridad, se podrá ver reflejada esta realidad que concierne a toda
una nación. Lógicamente, con el toque irónico y humorístico que le caracteriza; y con una
serie de relatos que enviciaran al lector (por decirlo de algún modo) a la
mencionada historia.
No
debe nunca confundirse una postura pesimista con una muestra de la realidad (aunque
al fin y al cabo ¿cual es la verdad y la realidad?, de igual modo este tema no
nos compete tratar). Este, en definitiva, es un error muy cometido por todo tipo
de personas a la hora de leer e interpretar un autor como Vallejo.
Y
es que, a pesar de que la subjetividad del procesamiento de la intención y la
información se tornan demasiado inclinadas, existen premisas y afirmaciones que
deben ser analizadas desde un punto de vista más objetivo.
También,
me permito decir que es un tanto llamativo e inquietante escribir sobre una
obra de dicho autor.
Basta
únicamente con dar una mirada a sus antecedentes y anteriores publicaciones,
tales como: la puta de babilonia, la
virgen de los sicarios, el desbarrancadero, etc. Para tener una visión mas
clara y acertada de su intención con los lectores, de su postura ante el mundo
y de la argumentación que plantea acerca de múltiples temas.
Vallejo,
siempre tiene presente la realidad que vive “su pueblo”. Jamás omite ningún
detalle que tenga que ver con lo que desea exponer, y siempre tiene muy claro
que las cosas deben decirse como son: sin rodeos y sin maquillaje.
“Mi
hermano el alcalde”, puede indudablemente, ser una síntesis precisa del
desempeño de una campaña política promedio en Colombia. No en términos
cuantitativos, pero si en cualitativos.
En
dicho texto, el lector podrá encontrar multiplicidad de acontecimientos que son
tan cotidianos como las muertes que quedan en la impunidad; y por otro lado,
una serie de eventos que son particulares de la campaña.
En
definitiva, se dejara expuesto el sentido que adquiere el titulo de este ensayo
“el fin justifica los medios”. ¡Claro que los justifica! (dirán mentalmente
aquellos seres humanos con esa insaciable hambre de poder).
Ahora,
será necesario hacer un recorrido tanto general, como especifico de la vida de
nuestro personaje principal: Carlos Vallejo, quien fuera alcalde de Támesis; y
que trae detrás de si todas las maravillas y las enseñanzas de la democracia
partidista y oportunista del país: Involucrando a familiares, amigos, pareja(s)
y cabezas alienadas por el corrosivo humo de la conveniencia.
La sagrada familia:
Para
que un gobernante haya llegado al puesto que posee, es preciso haber recibido
el apoyo de gran cantidad de personas. Por lo general, el de su familia se
vuelve la base y la piedra angular en los momentos difíciles para soportar la
presión, la critica, las adversidades y las desavenencias con las que se encontrara
día tras día en el arduo y duro camino hacia su meta.
Independientemente
de la estrategia usada en la campaña, y los métodos de persuasión utilizados
con cada uno de los votantes; la familia de aquel candidato, diríamos, que esta
en la obligación (ya sea moral, filial o afectiva) de acompañarle en cada paso
y cada decisión tomada. Y en el caso de Carlos no hay excepción a esta
afirmación
Por
supuesto, existen muchas clases de familias en todo el mundo, y para clasificar
cada una (aunque realmente seria una ardua e inexacta tarea) tendríamos que ver
que en gran parte depende del entorno sociocultural en el que se viva.
Por
ejemplo: una familia londinense presenta unas características particulares que
fácilmente la diferencian de otra que viva en irán, y a su vez esta es distinta
de una familia japonesa. Todo esto, debido al medio en el que viven y las
relaciones que establecen con los conciudadanos que traen consigo una tradición
de siglos.
La
relevancia de estas apreciaciones, radica en la intención de describir no con
estigmatizaciones, sino con símbolos y hechos culturales lo que llamamos una
típica familia antioqueña, cuyas tradiciones no dejan de oscilar de las
establecidas y vividas en los siglos XIX y XX.
La
idea de familia antioqueña, siempre estuvo ligada a la cantidad: ya sea en lo
que respecta a los hijos, la alimentación o la cualidad y/o defecto. Esta cantidad un poco desmesurada, se da visiblemente
sin ningún tipo de premeditación aparente; y con un optimismo en la vida, y en los
valores y normas incansable.
Los
padres son los encargados de educar por el camino del bien a sus hijos. Que se
conviertan en seres útiles para la sociedad es su deseo, o al menos esa es la
idea inicial: productivos y bienhechores.
De
la mano con esto, el vínculo filial que se crea entre los hermanos, difiere de
acuerdo a la cantidad, y a la situación en la que estos vivan. En el caso
particular de la historia aludida previamente, podemos dar cuenta de esto: la
campaña carlista no es la más limpia, pero tampoco la más sucia.
De
hecho, como Vallejo lo menciona en múltiples ocasiones: “Carlos fue muy güevon”
(Vallejo F. 2004); pero aun así, sus hermanos y familia siempre estuvieron allí.
Carlos
fue un alcalde que siempre deseo el bien para su pueblo (tal y como lo hacen
todos los gobernantes); y sabiendo lo difícil que es persuadir a un campesino,
o un analfabeta con tecnicismos y proyectos que al parecer en nada mejoraran su
vida, supo crear estrategias para conseguir esos votos, fuese como fuese.
Quisieran
o no quisieran, Carlos fue elegido. Elegido por los carniceros, verduleros,
profesores, campesinos, padres madres, abuelos e hijos. Támesis eligió a su
alcalde; aunque, hay que reconocer que no todos votaron estando despiertos y
mucho menos sabiendo leer o escribir.
Evidentemente,
Carlos tenia sus metas fijas e intactas; sin embargo, su familia no estaba muy
de acuerdo en los medios que utilizaba para conseguir dicho fin.
Todos
sus hermanos habían sido criados con una misma premisa religiosa y esto, sin
duda, contribuye a que la moral en cuanto a las acciones que este realizaba, se
manifiesten en discrepancias a diferentes actos (aunque hay que reconocer que
no pareció importarles las inclinaciones de su hermano).
A
decir verdad, la antigua mentalidad campesina, y la convicción católica que
permeaban las costumbres en Antioquia, definitivamente dejan mucho que desear
en términos de la igualdad.
Estamos
de acuerdo en que la solidaridad, la compañía, el apoyo y la confianza son
cualidades y valores útiles; sin embargo, hay características primarias en esas
familias que dejan a sus próximas generaciones una herencia que va mas halla de
la honestidad y la buena moral.
“La tragedia de Antioquia, ha sido tener hijos para después
dividir” (Vallejo F.
2004, p 87). Mejor no
lo pudo haber dicho nuestro querido autor. He aquí la falla en la historia. Tan
sustancial y relevante como las leyes para proteger el medio ambiente. La
división de los bienes en pequeñas cantidades a gran población, tranquilamente pueden
trascender a la creación de conflictos entre esos hermanos; pero, esta idea sirve solo para empañar la cultura,
por ahora es pertinente trascender en este tema.
Una campaña
limpia:
El apoyo de la familia es importante, pero es el apoyo del pueblo
y la comunidad el que llevan a un hombre a ser elegido como gobernante. Ya sea
en Colombia, en México, en España o en cualquier sitio del mundo donde reine la
democracia, y hallan elecciones populares para la elección, todos los
candidatos deben sacar al viento su mejor retorica y su mejor postura ante la
situación.
No interesa el sitio en el que se de la campaña política, importa
el modo en que se desenvuelve, y como se ven involucradas las poblaciones. No
voy a hablar de lo mismo que se oye en cantinas, fiestas y diarios en todo
momento: dicen, prometen y no hacen nada (excepto robar y no hacer lo que
prometen). No, eso ya lo sabemos, ahora es justo decir que antes de llegar
hasta arriba, ¿que hicieron abajo y en el camino?.
Aunque, podríamos pensar en algo: Carlos, gano las elecciones
sobre “el negro Alirio” (otro gañan que conseguía votos a cualquier costo) que tenia en mente la alcaldía,
aparentemente, solo para preñar y beber; porque, saco a votar a los muertos.
Hasta su difunto padre se vio involucrado en esta situación.
Es mas, que el mismo Vallejo nos describa la situación en sus
palabras textuales: “El voto de las putas, monjas y muertos le valió la campaña”
(Vallejo F. 2004,
p62); Carlos,
saco a votar a los muertos. ¿Cuántos de nuestros antiguos gobernantes no lo
hicieron antes?, el que este libre de este crimen que arroje la primera piedra.
Seguramente habrán unos que las puedan tirar, pero fijo, otros que no.
Si no es por los muertos, seguro que Carlos no gana, la votación
fue estrecha y al final, lo mejor para el pueblo fue que el hubiera sido el
alcalde. las putas, las monjas, los campesinos y hasta los verduleros y
carniceros (que posteriormente iba a destronar del parque) fueron participes de
la hazaña.
Hazaña que involucro a toda la familia. Por ejemplo, podemos aludir
a aquellas noches de reclutamiento de votos, donde en la finca mas hermosa de
Colombia, según Vallejo, se llevaban acabo los mas gloriosos y monumentales
ágapes.
Aquellas reuniones que se postergaban por horas (incluso en
ciertas ocasiones pasaban de los dos días) congregaban a propios y extraños en
lo que respecta al electorado oficial de Támesis. Incluían, entre otras cosas: amabilidad
por parte de los anfitriones, licor para el que le gustara tomar, mucha comida,
para los que quisieran comer, música para los que quisieran bailar, un cuarto
oscuro para quienes desearan entrar, baños, etc.
Es, sin duda alguna, placentero y divertido reunirse de vez en cuando con los amigos y
colegas para pasar un buen rato. El problema empieza a surgir, cuando no conoces
a los amigos que van a la reunión, y las reuniones son cada semana.
Al pueblo hay que darle pan y circo, y aquí queda demostrado que
esta es una de las pocas maneras de conquistar las complejas y trabajadas
mentes de los ciudadanos promedio: que tiene muy claro que “el doctor” es el
que les va a solucionar todos sus problemas, y que la miseria, el hambre y la
pobreza serán palabras que habrán de desaparecer de sus vocablos.
Carlos, como nos lo muestra el autor, puede definirse así: hombre
culto, con una educación envidiable (latín y español dominaba ala perfección),
cultivado en valores desde la cuna, políticamente correcto (porque en la
política, al parecer, todo es correcto) hijo ejemplar, hermano ejemplar y
pareja ejemplar: ya sea de memo (su alcalde cívico) o del burro (su otro novio
y apadrinado).
Incluso, desde otro punto de vista: “Carlos quiere a los pobres;
yo no. Carlos hace caridad; yo no. Carlos se duele de la desgracia ajena; yo
no. Carlos tiene fe en la vida; yo no. Carlos reza; yo no. Carlos siembra; yo
no. Carlos construye; yo no. a Carlos le gustan los muchachos; ¡a mi también!”. (Vallejo F. 2004, p 55);
Resulta interesante la descripción que hace Vallejo en sus propias
palabras de su hermano por dos aspectos.
El primero, debido a que aquí, se evidencia lo ya anteriormente
expuesto, refiriéndonos a la bondad y la “guevonada de Carlos”. Bien lo dijo
nuestro autor: “el que se elija para el
bien del prójimo, y no para el propio es un güevon”; y en eso, creo que muchos
estarán (o estaremos) de acuerdo, después de evidenciar mas y mas campañas y
mandatos en este país. Aquí, con toda seguridad, es improbable que esté el bien
común sobre el individual.
Hipótesis, y mas hipótesis se generan alrededor del tema: ¿que el
poder corrompe?; yo digo que si. ¿Que solo quieren llegar allá por el dinero, y
no por el pueblo?; en la mayoría de los casos es así. ¿Qué cumplen la mitad de
lo que dicen?; yo digo que no, ni la mitad, porque unas promesas las modifican,
y otras nunca las dijeron.
Y el segundo aspecto, podrá sonar un tanto irrelevante e
intrascendente, pero de este se desprendieron bastantes problemas e historias.
Carlos, era homosexual.
A Carlos le
gustan los muchachos:
¿Cuanta polémica pudo haber generado, o mejor, genero, que el
pueblo hubiese elegido a un “cacorro”, (como lo describe su hermano), para
gobernarles? La homosexualidad en un país, y específicamente en un pueblo tan
conservador es difícil de digerir: tanto por el hecho de que hombre es con
mujer y mujer con hombre, y no, hombre con hombre y mujer con mujer. O porque
la religión lo prohíbe (óigase bien, “lo prohíbe”)
¿A quien prohíbe la iglesia la homosexualidad?, ¿a sus fieles?.
¿solo el rebaño aplica en la regla?; ¿o también el pastor?. Preguntas como
estas seria bueno formularlas mas a menudo.
La campaña, afortunadamente no se vio nunca empañada por
escándalos de este tipo (o al menos no muy graves) y toda esta discreción
sirvió para que las aguas estuvieran calmadas en dichos periodos.
El interés de describir este tema, radica básicamente en el
contexto sociocultural que se presenta en los ciudadanos de un sitio como este.
Si bien, la censura en cuanto al tema de la sexualidad ha
disminuido con respecto a otros siglos. Es pertinente reiterar los postulados
expuestos con relación a la forma de ver el mundo por parte de personas con una
educación, formación y conciencia moral conservadoras.
El contraste más simple lo podemos realizar entre los habitantes
de una gran urbe o ciudad y los residentes de un municipio “perdido en las
montañas”.
La tolerancia hacia un tema como estos, seguramente será mayor en
la comunidad de la ciudad; no porque los valores estén desintegrándose, sino
porque la libertad de la critica es mas amplia y la explicación religiosa no
convence a todos (no podemos ser reduccionistas en torno a estos dos aspectos,
pero si podemos decir que son muy comunes.).
Entonces, con esto se tiene la posibilidad de poder en algún
momento abordar un caso específico. Como el de un homosexual (con fama o sin
fama) que tiene interés en obtener un cargo publico para gobernar.
Seria muy interesante si alguna ves se diera o se tuviera
registrado un caso como este: donde gran parte de los votantes conozcan esa
parte de la vida personal del candidato (Naturalmente,
es una idea que resulta para muchos inconcebible, tanto por la integridad de la
persona, como por la de su campaña. Pero la invitación principalmente se
hace al caso hipotético, donde pueden surgir muchas especulaciones).
El tema de la homosexualidad, y la pederastia son incómodos, pero
hay que abordarlos. ¿Qué hubiese sucedido con la campaña de Carlos, si todos
sus votantes se hubiesen enterado de su condición? Y además, que a falta de un
novio, ¡tenia dos!.. Por supuesto, esto no fue un impedimento para llegar a la
alcaldía, y en ningún lugar debería serlo.
Pero, saliéndonos de este interminable discurso; también podemos
recordar aquellas anécdotas que se presentan a lo largo de la historia, que
involucran por ejemplo a su alcalde cívico: memo.
Memo, luego de que Carlos dejara su legado intacto y con mas de
treinta tutelas en contra (por los mal agradecidos electores) se postulo para
ser alcalde de Támesis, teniendo como rival al negro alirio. En esta ocasión
fue este ultimo quien se llevo la victoria (efímera pues las cosas se le
complicaron).
Memo siempre estuvo al lado de Carlos apoyándolo. Si hacemos una
investigación un poco mas profunda a los hechos, podríamos atrevernos a decir
que el papel femenino en la relación lo tenia memo.
Aquellas interminables búsquedas de los votos en cada una de las
veredas y corregimientos del pueblo, son suficientes para darle el titulo de
“alcalde cívico” (como lo hemos reiterado en el transcurso del texto).
Un cuento de
hadas:
El papel persuasivo lo tenía Carlos, y su fama le precedía en cada
esquina; pero, aun así su honorabilidad no la ponía en juego nadie.
Resulta inimaginable y a la ves extraño aceptar y comprender lo
que postula Vallejo en relación al desempeño de su hermano. Carlos, con toda
seguridad, parece un personaje salido de un cuento de hadas.
Todo lo que hizo por su pueblo no tiene nombre. Si bien no se
especifica cada una de las promesas que hizo, se puede dar constancia a ojos
cerrados de que cumplió la mayoría. Y ¿Cómo le pagaron?. Pues con tutelas y mas
tutelas.
Soy demasiado escéptico con este tema, pero si algo podemos
defender de Vallejo es que es realista y esta historia fue real. Entonces,
¿quien no quisiera un alcalde para su localidad como Carlos?
Su campaña no fue sucia, fue totalmente normal. Digo normal,
porque las campañas son así, con todo lo que llevo la de Carlos: votos de
muertos, muertos a causa de los votos, nacimientos inesperados, promesas
incumplidas y a la ves lo mas extraño ¡promesas cumplidas¡. Todo esto y mas,
tuvo esa campaña que le valió la alcaldía.
Innumerables acciones a favor de la campaña y en contra se
registran, pero al fin y al cabo el resultado valió todo el esfuerzo. Un
esfuerzo que a lo mejor no todos lo ponen de la misma manera, pero que al fin y
al cabo es esfuerzo.
Y la epopeya que vivenciaron los personajes aludidos tuvo su
recompensa en un alcalde salido de una película de ciencia ficción.
Para finalizar:
En este recorrido (un poco argumentativo si se quiere ver). Deseo
manifestar mi admiración y gusto por las obras de Fernando Vallejo.
Para muchos, resulta complicado aceptar las posturas que este
hombre plasma en sus libros. y es que, un tema tan controversial; por ejemplo,
como lo es la religión católica y sus secretos y negaciones, definitivamente no
resulta fácil de asimilar en un país como el nuestro, o como cualquiera que sea
tan conservador.
Es preciso conocer la vida y obra de Vallejo, su pesimismo tiene
una razón de ser, su pensamiento tiene una razón de ser. Este hombre que posee
un desprecio y a la vez una profunda lastima por Colombia, resulta pesimista, y
al mismo tiempo realista.
Con respecto al tema tratado en el transcurso de este escrito,
debo decir que la democracia nunca tendrá satisfecha a la mayoría pero
desafortunadamente vivimos en un sistema que no admite o permite otra forma de
elección (todo seria más justo si no hubiese tanta corrupción; pero, es tan
improbable como utópico. Entonces, por ahora dejemos las cosas así.)
Definitivamente no es la voz del pueblo, sino la voz de los que
logras convencer y obligar. Y esto nuevamente lo podemos constatar en la obra e
infinidad de elecciones.
A pesar de que generalizar puede ser peligroso, me atrevo a decir
que dudo de la existencia de una campaña limpia y honesta, por lo menos en este
departamento
Bueno, aunque esa idea romántica de la campaña limpia, es
demasiado utópica e idealista, pero al menos que podamos decir: “no robo tanto
como el otro”, o “al menos hizo mas, que el otro”
Mi hermano el alcalde, nos deja mucho en que pensar, reflexionar e
incluso omitir. Por un lado, encontramos todas las anécdotas de un peculiar
personaje que logra su objetivo, dejando mas sonrisas que caras largas, a pesar
de que los tamesinos sean tan mal agradecidos con un ilustre alcalde como lo
fue Carlos. Y por el otro, esta la historia de una campaña, que trae detrás de
si crímenes, delitos, pero al fin y al cabo, lo que hizo Carlos no es ni mas ni
menos honorable que lo que se hace a diario en una situación análoga.
Gran obra, gran hombre. Que invita a abrir los ojos en muchos
temas, pero en mi pensamiento e interpretación concluyo todo este maravilloso
recorrido diciendo: ¿Cuantos años llevamos con esta democracia?. ¿Y de que nos
ha servido esta democracia?. ¡Represión y tortura, en esta democracia! Tantos
años de cambio, ¡y aquí no ha cambiado nada!.
Bibliografía:
VALLEJO, Fernando. Mi hermano el alcalde. Ediciones alfaguara,
2004
Cibergrafia:
www.youtube.com búsqueda: La Desazón Suprema Fernando
Vallejo
www.youtube.com búsqueda: FERNANDO VALLEJO
http://www.trazegnies.arrakis.es/fvallejo.html